Tormenta eres tú que todo revuelves.
De mis ojos, tus lágrimas recorren,
los surcos de mi pálida, tersa piel.
Cada renglón de mi cuerpo envuelves.
Guerra como amantes inconscientes,
gritas todo aquello que todos ven,
un amor caprichoso lleno de desdén.
Una rabia caliente y tú mientes.
Aún así espero a que aparezcas,
te acerques, lento beses cada duda,
Que todo, cada instante, desaparezcas.
Mi pecho aquí en tu espalda, despiertas.
Un sol acariciando la almohada.
Tu risa y esa brisa, mientras sueñas.